Este verano nos está dejando fotos inusuales o, mejor dicho, refrescantes. Si primero fue el baño de Sasha, la hija de Obama, en Estepona, ahora ésta se baña con su papá en el Punto Caimán, en las playas del Golfo de México, para demostrar que las aguas están tan limpias como si jamás se hubiera vertido el chorro de toneladas de petróleo por obra y gracia de la poderosa empresa petrolífera BP, a la que seguramente le saldrá todo más barato de lo que se debiera. Con unos arrestos inusuales, el presidente de los Estados Unidos metió el pie en el agua de la orilla para ver si estaba templadita y luego se lanzó junto a su retoña a hacer largos y lo que hiciera falta para atraer de nuevo el turismo a esa zona tan desangelada desde la horrorosa tragedia.
Y esto nos hace darnos cuenta de que lo mismo da que pasen los años, porque los modos de solucionar las cosas por parte de las autoridades son los mismos en cualquier parte del mundo civilizado. De hecho, 44 años antes, en 1966, Manuel Fraga Iribarne, entonces Ministro de Información y Turismo de la dictadura franquista, se pegó un chapuzón, con un bañador que parecía una tienda de campaña, en la playa de Quitapellejos de Palomares (Almería) para demostrar que la pérdida de un avión cisterna, un bombardero estratégico y las armas nucleares que éste transportaba, perteneciente todo a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, no había provocado radioactividad alguna en la zona. De esta manera, los veraneos podrían volver a ser lo mismo en el lugar.
De todos modos, estando como está ahora Fraga de los remos, yo quee Obama acudiría inmediatamente a un traumatólogo por lo que pudiera pasar. Y encima, el americano era el candidato preferido del gallego, por lo que la conexión psíquica es casi tan fuerte como la física en este caso.
Estas son las fotos comparativas que demuestran que no hay nada nuevo bajo el sol, y nunca mejor dicho. Ni la mejor de las sonrisas:
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| Fraga con el embajador americano en Palomares, tan pancho |
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| Barack y Sasha en el Punto Caimán, pasándolo pipa |
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